sábado, 18 de mayo de 2013

¿DESCUBRIO REALMENTE PITAGORAS SU TEOREMA?

Si en la época griega clásica hubiese existido algo parecido a la SGAE, Pitágoras se hubiera hecho de oro con su famoso teorema, pues es sin duda, uno de los más leídos, aprendidos y usados por el hombre desde las épocas más antiguas.
Pitágoras, que nació en la Isla de Samos aproximadamente en el 580 a.d.C. En su juventud, fue discípulo de insignes filósofos, como Anaximandro y Thales. Este último, un reputadisimo y respetado filosofo - matemático, le inicio en el estudio de las matemáticas, animándole para que profundizase sus estudios con un viaje a Egipto (vamos, como un "erasmus" actual), y hacia allí encamino sus pasos.
En aquellos tiempos, Egipto ya no era ni sombra de lo que fue. De ser cuna de la civilización y poder en la zona del oriente próximo durante varios miles de años, paso a languidecer tristemente bajo el dominio helénico, aunque seguía siendo la cuna del conocimiento. Y aquí es donde enlazamos con la historia del famosisimo Teorema de Pitágoras.
Egipto, en unas breves pinceladas, fue una civilización que nació en torno a una estrecha franja de terreno, regada por el río Nilo, que la transformaba todos los años en un autentico vergel incrustado en medio del desierto. Todo su poder económico se originaba en la ingente cantidad de productos hortofruticolas que producía, suficiente para abastecer completamente a su población, aun en años de dura sequía.
Pues bien, todas las parcelas cultivadas por los trabajadores, eran anegadas sistematicamente todos los años por la crecida del río Nilo, exactamente a partir del solsticio de verano (20 o 21 de Junio). Durante aproximadamente 100 días, la altura de las aguas subía hasta 7 metros, con lo que se inundaban muchísimos kilómetros cuadrados alrededor de sus orillas. Este agua, venía cargado con ingentes cantidades de sedimentos que, al depositarse sobre las zonas inundadas, proporcionaban un abono natural muy importante.
El problema para los Egipcios es que, ese mismo agua que aumentaba sus producciones, se llevaba las marcas que indicaban las distintas parcelas cultivables, y nadie sabia cual era su parcela.
¿Nadie?. Bueno, pues no es del todo cierto. Dada la importancia que tenia la producción agrícola para la economía egipica ( y por supuesto, para el Faraón, que era el que mandaba), desde muy antiguo se instauro un grupo de personas que se encargaban, año tras año, de reponer dichos límites, de forma que todos sabían cual era su parcela ( y el faraón cuantos impuestos debían pagar cada uno, claro). Así que, hemos dicho, existía un grupo de personas, llamadas "anudadores de cuerdas" (versión primitiva de los topógrafos de hoy en día), que mediante cuerdas y un sistema de nudos, volvían a poner los límites de las parcelas en sus sitios, a partir de ciertos puntos fijos del terreno, como rocas, palmeras, etc. Este sistema se basaba en lo siguiente. Tomaban largas cuerdas de fibra vegetal y realizaban una serie de nudos, ni más ni menos que 12, separados entre si una misma distancia (supongo que sería el codo real egipcio, unos 52.4 cm actuales). Para realizar el trabajo eran necesarias 3 personas (más un capataz que organizaba el trabajo). La primera colocaba el extremo de la cuerda en la referencia elegida. La segunda, caminando en dirección a otra referencia, extendía en una linea recta 3 de los nudos. A partir de hay, la segunda persona caminaba en dirección más o menos perpendicular a la linea anterior, y extendía 4 nudos. Y desde hay, el tercero, volvía al lugar donde se encontraba la primera persona y colocaba el nudo número 12 sobre el primero. Es evidente que el segundo operario se tenia que mover, para permitir la coincidencia de dichos nudos. Cuando esto se conseguía, con las cuerdas bien estiradas (también se les llamaba por ello "estiradores de cuerdas", en el punto donde se encontraba la segunda persona se había formado un ángulo recto. (sobra a estas alturas decir que las parcelas egipcias eran todas de forma cuadrada o rectangular).
Pues bien, cuando Pitagoras se encontraba en Egipto, asistió a múltiples demostraciones de este método para obtener líneas perfectamente perpendiculares, del que no existía demostración escrita, pero que se empleaba desde tiempos inmemoriales. Y entonces, se le encendió la bombilla. Cogió unos papiros (folios de la época), y se puso a darle vueltas al asunto. Y como no debía ser tonto, al final consiguió encontrar una explicación al procedimiento de los estiradores. Cuando volvió a su Grecia natal, después de muchas más visicitudes, lo público, y claro, le puso su nombre: "El Teorema de Pitagoras". Y hay lo tenemos hoy en día. Dueño de un teorema que el saber egipcio había intuido miles de años atrás.








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